Próximas carreras (o al menos, intenciones)

Maratón de Donostia, lo que pudo haber sido.

Y aún, pasados ya 5 días, sigo sin saber por qué el domingo, cuando llevaba 24 kilómetros y pico y un ritmo estable de 4:25 el kilómetro, decidí pararme, darle al stop del cronómetro y darme la vuelta en dirección a la ducha.
El entrenamiento físico ha ido durante toda la preparación, de maravilla, pero esta vez no ha sido eso lo que me ha fallado. Ha sido la cabeza.
De repente, decidí que no me apetecía sufrir.

Y eso que el día era perfecto para correr. Al menos para mi gusto. Unos 10º lluvia fina intermitente, nada de viento, etc. Condiciones ideales.
Pero no pudo ser.

Comenzamos pronto el día. A las 6:40 habíamos quedado en la Gran Vía para ir a Donostia. Había que llegar, coger el dorsal, cambiarse, ir a la quedada de las 8:15, fotos, calentar, etc.

Todos puntuales, tanto los que íbamos a correr (Free, Zelko y yo), como los que iban a animar (Adon, Josean y Gaur)
El viaje, ameno, como siempre que nos juntamos.
Al llegar a Donostia, nos fuimos a por los dorsales y la bolsa del corredor. Primera decepción. Después de pagar 47 eurazos, en la bolsa no hay más que una mochilita de tela con publicidad de DKV, un periodicucho de 4 páginas sobre la carrera, un cacao de labios y nada más. Nada.

Tras buscar un sitito en el frontón Atano III donde poder evacuar, nos vamos a Anoeta para cambiarnos y dejar la bolsa en la consigna.

Y a la kdd precarrera. Allí nos juntamos un montón de gente. Entre saludos, charlas y fotos, se me pasa el tiempo muy rápido, así que empezamos a pensar en que algo habrá que calentar.


Casi todos

Calentamiento sin excesos, ya que aún había por delante 42 kilómetros.

Cuando faltan 10 minutos para la hora, me voy poniendo en la zona de salida, intentando buscar un sitio adelantado para no tener que ir los primeros metros haciendo zig-zag, con el riesgo de caídas, pisotones, empujones…

Antes de empezar, me encuentro con Tortxu, que no sabía que iba a correr.

Un poco más adelante, veo a Ikur, Witakher, Volcán, y alguno más.

Por fin, dan la salida.

Enseguida cojo un buen ritmo, gracias a que las calles son bastante anchas y hay sitio más que suficiente para correr. De hecho, el primer kilómetro me sale en 4:29. Éste fue casi el único kilómetro que miré, más que nada para intentar controlar el ritmo. Después de los errores se aprende, y errores tuvimos en la media nocturna cuando le hacíamos de liebre a Pipi. No te puedes fiar del fore. Así que había decidido comprobar los kilómetros, cada 5, en los puntos que marcaba la organización. Llevaba una tablilla con los tiempos estimados que debería pasar por dichos puntos.



El primer cinco mil, lo pasé en 22:26. Es del único que me acuerdo. El resto de los puntos, sé que estaban entre ritmo de hacer 3h:07 y 3:09.
Javigan y yo


Tras el primer paso por el estadio de Anoeta, alcanzo a un corredor, que me mira y me dice

-¿Tú eres Víctor, de El Atleta?
-Sí, soy yo, ¿y tú?
-Yo soy Javigan.
-Encantado.
Para ese momento, ya íbamos juntos Jontoso y yo. En ese momento, decidimos juntarnos los tres.

El ritmo es alegre. Según el fore, el ritmo medio era de 4:23 – 4:22 con lo que yo calculo que realmente íbamos sobre 4:27 o así.

 Me había estudiado el recorrido, y además, parte ya lo conocía de cuando corrí en mayo la Media Maratón. Así que no se me hizo demasiado largo hasta la rotonda donde se gira a la derecha, hacia Portuetxe. Y la vuelta, tampoco.

Jontoso y Javigan, se me habían escapado, y yo me quedé un poco sólo, sin encontrar un grupo en el que fuera a gusto. Un poco antes del túnel, cojo a un chico y durante varios kilómetros, seguimos al mismo ritmo, intentando coger a un grupo que había dicho antes irían a por 3:07.

Y todo iba en orden. Todo controlado. Incluso me había tomado un gel en el km 13 y aún disponía de otro que había pensado tomarme en el 30.

Pero no llegué.

Como he dicho al principio, de repente me vi agobiado por la idea de petar en Portuetxe, en el km 35, en a tomar por saco, y tener que volver desde allí andando, más o menos como me pasó en Barcelona. Pero fue un segundo. Pensar que estaba tan cerca de las duchas, del descanso…, una tentación, y caí.

Tras la ducha, me fui a Anoeta para ver la llegada. Y ahí me dí cuenta de que debería haber seguido. Me arrepentí. Ver la llegada de amigos, conocidos, extraños, todos exhultantes de alegría por haber conseguido sus objetivos, o al menos, haber conseguido acabarlo, que no es poco. Me dieron ganas de volver a ponerme a correr, pero ya no había vuelta atrás...

...Ya no hay vuelta atrás. Lo hecho, hecho está. En el momento dije a todo el que conocía, que Nunca más. Pero, nunca se debe decir nunca. Y menos ahora, que me ha quedado la sensación de haber fallado cuando lo tenía todo a favor.

Desde entonces, todo han sido ánimos. Y eso se agradece, y mucho.

1 comentario:

  1. Ánimo Victor, no hay que darle más vueltas, seguro que ahora descansasndo un poco, corriendo lo que te apetezca y volviendo a coger el gustillo , dentro de poco te leeremos cual va a ser tu próximo maratón.

    Además con esa campeona que tienes en casa y que le has inculcado el gusanillo de correr, ya verás como todo se ve de otro color dentro de poco.

    Un beso campeón.

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